El compromiso de Caspe

Estamos en periodo post-electoral y los pactos y las coaliciones corren en boca de muchos. Bien, esto de pactar es algo innato en la raza humana y en Cataluña es una tradición política bien asentada desde antiguo. Hoy recordaremos un pacto que cambió la historia de la Corona de Aragón y, de rebote, toda la historia de España. Sin este acontecimiento, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (que todavía no habían nacido) quizás nunca se hubieran casado, ni se habrían convertido en los Reyes Católicos, ni la unión de sus reinos se habría dado como se dio y posiblemente muchas otras cosas hubieran sido diferentes, no sólo en España, sino en Europa y en el resto del mundo.

¿Qué fue el compromiso de Caspe?

Se celebró en la ciudad de Caspe, en 1412, y, tal como relata María de Trastámara en mi novela La reina fiel, ese fue el año «en que cambió todo» (ver capítulo 4).

Martín I el Humano y su cuñada, Violante de Bar (según dibujo de Gaudí).

Un trono sin rey

El detonante fue la muerte del rey Martín el Humano, obeso rey tan amante de la cultura como del buen yantar, que tuvo la mala suerte de fallecer sin dejar descendiente vivo. Como solía suceder en estos casos, los candidatos a sucederle al trono no tardaron en revolotear como buitres alrededor del cadáver.

Martín el Humano era rey de Aragón y su dominio se extendía a cuatro territorios: la corona de Aragón, el principado de Cataluña, el reino de Valencia y el pequeño reino insular de Mallorca. Cataluña abarcaba también una región al norte de los Pirineos, el Rosselló i la Cerdanya, llegaba hasta la ciudad de Narbona y tenía su capital en Perpiñán.

Martín era hermano del anterior rey de Aragón, Juan I, cuya viuda, Violante de Bar, fue considerada reina emérita hasta su muerte.

Su hijo, Martín el Joven, había muerto antes que su padre, dejando dos vástagos naturales: Federico de Luna y Violante de Luna. Podría pensarse que el joven Federico debía ser el sucesor natural de su abuelo, pero no fue así.

Una hermana de Martín el Humano, Leonor de Aragón, se había casado con el rey Juan I de Castilla, padre de Enrique III el Doliente (padre de la reina María) y de Fernando de Antequera. Así que ambas casas reales, la de Aragón y la de Castilla, estaban emparentadas. Los lazos familiares entre las dinastías reales europeas eran algo muy frecuente desde la Edad Media. Amigos o enemigos, prácticamente todos eran parientes lejanos por una u otra rama.

Enrique III de Castilla y el Papa Luna: Benedicto XIII.

Los candidatos

¿Quiénes eran los candidatos a suceder al rey de Aragón? Había nada menos que cinco, todos ellos con argumentos a su favor.

El primero era Jaume II de Urgel, conde de Urgel casado con la hermana del rey Martín, Isabel. Por tanto, cuñado del rey difunto. Este era el candidato más fuerte y apoyado por la mayor parte de la nobleza catalana.

El segundo era el nieto del rey, Federico de Luna. En vida del rey Martín, Federico había sido designado como favorito al trono, aunque sólo de forma nominal, sin documentos que lo avalasen. Varios nobles que lo protegían lo respaldaban, pero careció de apoyos suficientes frente a Jaume de Urgel y los otros candidatos.

El tercer candidato era Pedro, duque de Gandía y nieto del rey Jaime II el Justo.

El cuarto era Luis, duque de Calabria e hijo de Luis de Anjou y Violante de Aragón (hija de Juan I de Aragón y sobrina de Martín el Humano). Este candidato tenía el apoyo de la poderosa dinastía francesa de los Anjou.

Finalmente, el flamante candidato de los Trastámara era Fernando, hermano del rey Enrique III de Castilla y héroe en la batalla de Antequera. Fernando esgrimía su condición de sobrino del rey Martín, pero además empleó una hábil combinación de diplomacia y sobornos, con dinero de Castilla, para comprar apoyos en Aragón y Valencia.

Fernando, un hombre carismático y ambicioso que intentaba medrar haciendo sombra a su propio hermano Enrique, ambicionaba el trono de Aragón. Si lo conseguía, su familia, los Trastámara, sería dueña de las dos grandes coronas de los reinos hispanos. Además del apoyo castellano, Fernando contaba con los fondos del patrimonio de su esposa, Leonor de Alburquerque, apodada la rica fembra: era la mujer más rica de Castilla y se decía que podía recorrer todo el reino, de punta a punta, sin dejar de pisar sus propiedades.

Los hermanos Ferrer, compromisarios en Caspe por el reino de Valencia.

Los compromisarios

Tras varios parlamentos en Calatayud, Valencia y otras ciudades, presiones por todos los bandos y no pocos conflictos, incluido el asesinato del obispo de Zaragoza, las cortes de cada reino decidieron adoptar una solución diplomática en Caspe, ciudad más o menos equidistante de las capitales de cada territorio. Se eligieron nueve compromisarios: tres por Aragón, tres por Cataluña y tres por Valencia. Estos debían elegir entre los cinco candidatos tras cuidadosa deliberación. Este sistema recurría al buen criterio y a una solución pacífica, para evitar posibles guerras civiles. ¿Quiénes eran los nueve compromisarios?

Por Aragón: Francisco de Aranda, consejero real y enviado del papa Benedicto XIII; Domingo Ram, obispo de Huesca, y el noble Berenguer de Bardají, experto en leyes y cuñado del obispo Ram. Por Cataluña: el arzobispo de Tarragona, Sagarriga; el bayle general misser Guillem de Valsequa y el síndico de Barcelona Joan Gualbes, perteneciente al patriciado o alta burguesía. Por Valencia eran: Pere Bertran, jurista; Vicente Ferrer y Bonifacio Ferrer, estos dos últimos frailes dominicos. Vicente se hizo famoso por su oratoria y su actividad tanto política como religiosa. La Iglesia lo ha canonizado como santo, pese a sus diatribas contra los judíos. Bonifacio Ferrer fue el traductor de la primera Biblia en catalán de Valencia.

Como podemos imaginar, las deliberaciones fueron arduas. El encuentro en Caspe duró meses... pero ¿cuál fue el resultado?

Vista de la ciudad de Caspe.

La Elección

Los tres compromisarios de Aragón: Aranda, el obispo Ram y Bardají, votaron a favor de Fernando de Antequera. Por Valencia, lo apoyaron los hermanos Ferrer. Y de Cataluña sólo el ciudadano Gualbes votó a su favor. En total, fueron seis votos de nueve: la victoria fue para Fernando de Trastámara, hermano del rey de Castilla y héroe de Antequera. Así es como se convirtió en Fernando I de Aragón.

La sentencia fue leída en público y con toda solemnidad por Vicente Ferrer, el día 29 de junio de 1412 en la Iglesia de Caspe.

Fernando I de Aragón y su esposa Leonor de Alburquerque.

Consecuencias

La familia Trastámara logró su objetivo, apoderándose de dos importantes tronos. Fernando fue un rey fugaz y controvertido que tuvo que afrontar la furibunda oposición de Jaume de Urgel y buena parte de la nobleza y el patriciado catalán.

Jaume de Urgel, animado por los nobles que lo apoyaban y, según se cuenta, atizado por su madre, Margarita de Monferrato, decidió oponerse al nuevo rey. Reunió a gente de armas y le declaró la guerra. Durante meses, el principado se vio sumido en la guerra civil. Finalmente, Fernando tomó Balaguer, el último bastión del conde de Urgel. Se hizo con la ciudadela fortificada a golpe de cañonazos y el conde tuvo que rendirse. Fue hecho prisionero y jamás volvió a conocer la libertad. Murió años más tarde, en Játiva, sin poder despedirse de su esposa e hijas.

Jaume de Urgell en manos de los hombres de Fernando de Trastámara. Pintura modernista.

Del destino de Isabel de Urgel y sus hijas, que acabaron siendo damas en la corte de la reina María, hablaremos en otra ocasión.

La victoria de Fernando I en Caspe y en su guerra contra el de Urgel fue agridulce. Aunque Aragón y Valencia lo apoyaban, las cortes catalanas lo acogieron con hostilidad, reclamando privilegios y poniendo coto a las ambiciones del rey. Fernando no tuvo la suficiente diplomacia y los conflictos no tardaron en surgir. Poco después, el rey cayó enfermo tras una infección de muelas. La pócima que tomaba para el dolor fue minando su salud. Su reinado en Aragón fue efímero, apenas de cuatro años. En 1416 murió, dejando el trono a su joven primogénito, Alfonso, con tan sólo 18 años y un sinfín de desafíos que resolver.

Vista de Balaguer. En primer plano, restos de la fortaleza musulmana desde donde las tropas de Fernando atacaron el último bastión del conde de Urgel. Los arqueólogos han encontrado bolas de piedra arrojadas por los cañones.

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